El Toro de Barro

El Toro de Barro

martes, 30 de octubre de 2012

"Los girasoles", de Joaquím Amat-Piniella






Los girasoles




Todo es frío en el entorno del jardín,
frío amarillo que sube de la tierra,
frío azul que cae de entre las nubes,
frío rojo que viene de los coágulos de la sangre.
Los girasoles han temblado de tanto silencio
y han abierto sus ojos gigantes
cuando el alba repleta de niebla
ha conducido a unos hombres a la muerte.
Ahora buscan en vano la piedad del aire
para borrar del todo el eco del fusilamiento...
La mañana será larga porque el sol se esconde
y el frío fija la angustia de la inmovilidad.
El resabio del crimen se alza del bosque vecino
y vibran las alambradas como un nervio herido
hasta donde el aire se reblandece y huye.
Y los girasoles tiemblan todavía más
ahora que el camino se hiela a la sombra de los muertos.
¿Quién ha convertido el mundo en un cascarón vacío?
¿Por qué el espacio está ausente sobre las losas grises?
No hay nadie para llorar.
No hay nadie para odiar.
¡Unos hombres han sido asesinados!
En el resplandor de la carne sacrificada
los girasoles han reencontrado la fuerza
para girar lentamente sobre sus tallos.
Los ojos gigantes miran, lloran, odian...





K. L. Mauthausen, 1944












_______________________________________
© Del poema, herederos de Joaquín Amat-Piniella
© De la traducción, Carlos Morales 
 En caso de reproducción, rogamos se cite la autoría.


 























Series Cartas Khalo Faro Ícaro Burka 

«Namasté», de Verónica Pedemonte





NamaS
Ah, si fueras mi hermano, criado
por los pechos de mi madre, yo podría
besarte en plena calle sin miedo a los desprecios,
te llevaría de la mano, te metería
en casa de mi madre,
y tú me enseñarías
y yo te daría el aroma de mi vino
y tú beberías del licor de mi granada...

El Cantar de los Cantares
(Versión de Carlos Morales)




Yo saludo al dios que está dentro de ti,
que se oculta en tu vientre
y me mira a través de tus ojos.
Y dime si conoce
placeres orientales,
o si es un dios cristiano
que usa túnicas pobres y sagradas.
Si es joven o si es viejo,
si es inexperto o sabio.
Cuántas puertas abrió
al salir de la casa de su madre.
Porque deseo que se reencarne en mi,
que traspase mi cuerpo y que me habite.
Dime cuál es su diosa,
si se oculta detrás de siete velos
o si viaja desnuda.
Como detrás del fuego
se mostrará mi dios,
el que viaja en cóndores
y pinta gacelas
sobre el tiempo de la carne.
Él te conducirá al templo de mi diosa
la que se oculta en mi mirada y reza
por el escapulario de tu cuerpo,
la que viene del mundo de las sombras
para ofrecer cobijo a los amantes.
Y así con mi plegaria y tu deseo
en una red de almas y un abrazo
de cuatro dioses, nos alcance la luz.



Café Central, antología
(Lima ,Perú)
Revista Isla Negra 2005


Otros poemas de
Verónica Pedemonte
«Amanda»
«Muerde»
«Pumas»


Shamer Khair, enCarlos Morales COEXISTENCIA, Antología de la poesía isralí -árabe y hebrea- contemporánea.
  PVP 10 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
Libro recomendado

Cuando tocó mi mano con sus dedos,
cuando mordió mi mano
y dejó sus labios caer sobre mi boca
como una manzana, había nubes
cabalgando encima de la tierra,
y el fuego de su alma se agitaba
como el relámpago de una tormenta de verano.
No era un espejismo, no: la tierra era
un mar sediento y encrespado,
y cuando la abrazó la lluvia, mi corazón

se llenó de guitarras, y se atrevió a cantar.


Shamer Khair














lunes, 29 de octubre de 2012

"Ulises", de Konstantin Kavafis

Faro de un lugar desnocido, azotado por una galerna en medio del atardecer




UliseS




Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas. 



C. P. Cavafis. Antología poética.
Alianza Editorial, Madrid 1999.

Edición y traducción, Pedro Bádenas de la Peña







Otros poemas de Konstantin Kavafis

  "El dios abandona a Antonio"

"Ulises"


 Konstantin Kavafis      *      Zhivka Baltadzhieva,

Francisca Aguirre    *    Amparo Ruiz Luján



 Grandes Obras de 
El Toro de Barro

PVP: 8 euros
Pedidos a:
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
Puedes entrar. He dejado la puerta
abierta, la luz, la calefacción
encendidas. Hay un poco de vino
en la alacena, el café está reciente
por si me demoro y te vence el sueño.
Acaso estés aquí cuando regrese,
arropada en el sofá con mi manta
de viaje, reconfortada, quizá
complacida del mundo en su belleza,
sabiendo que hay una técnica pura
en esta maravilla de estar vivo.
Y si no estás, bendito sea el tiempo
en que estuviste. Sólo he de abrir
los postigos para que fluya el agua
llovida en la memoria. La luz, pronto,
dejará en las paredes una sombra
que llamará en sus labios con tu nombre,
contenta de estar en casa de nuevo.
  Otros poemas de
 Juan Ramón Mansilla



"El Profeta", de Carlos Morales. De su Libro "S". Ilustración Leonardo da Vinci