El Toro de Barro

El Toro de Barro

domingo, 29 de julio de 2007

Ángel Crespo, "La invisible luz"


Ángel Crespo
LA INVISIBLE LUZ
(Aforismos)

La luz, ¿se ve a sí misma?
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Me gusta repetir lo que se dijo hace siglos porque es muy probable que se haya olvidado; pero no me gusta repetir lo que se ha dicho recientemente, porque conviene que se olvide.
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Odio deprisa para quemar el odio; amo despacio para conservar el amor.
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Todavía no sé si soy Jacob o el ángel, porque la lucha no ha terminado.
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La música nos sirve para ascender a las constelaciones; la poesía para tomar posesión de ellas.
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No profetizar para el día de mañana. El verdadero profeta no tiene en cuenta el tiempo.
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Hay que estar más inspirado para corregir bien un poema que para escribirlo bien.
Cuando se lo corrige con disminución, el poema se hace más nuestro; con aumento, más del aire; sin lo uno y sin lo otro, más de sí mismo.
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Ser generoso: dedicar un día a nuestra obra y una semana a la de los demás, que no es obra ajena.
A cada poeta se le lee en su obra y en la de los demás. Por eso, leer a un solo poeta con olvido de los otros es no leerlo.
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Pon de relieve el mérito de los demás para que el tuyo no te produzca remordimiento.
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Estar oyendo a Bach es como encontrarse en el centro de un diamante.
La música de Brahams es como un espléndido ramo de rosas puesto en un florero que contuviese tinta; y la maravilla es que las rosas no se secan.
Las flores de Mozart son flores de jardín; las de Strauss (Richard), de llevar en la solapa.
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Ser y no ser: he aquí el poema.
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Quien viendo al sol ponerse no haya temblado alguna vez por temor de que ya nunca amanezca, no lea poesía.
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En un buen poema hay mucha más cera de la que arde.
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El verdadero creyente escribe para que le excomulguen.
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Amamos a los dioses que nos desdeñan; desdeñamos, en cambio, a los que nos aman. La medida del hombre verdadero no es otra que el desdén.
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Un poema verdadero nunca es oscuridad, sino la otra cara de la luz.
El poema se ilumina cuando lo leemos con los ojos cerrados.
Cuando el poema es el que nos lee, lo llamamos oscuro.
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Escribir poesía es inventar lo cierto: como si no lo fuera.
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Cuando todos los caminos confluyen en uno, van a dar al infierno.
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En el fuego se prueba el oro; y en el silencio se prueba el profeta.
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Nada tan poético como un espejo en la oscuridad.
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El hombres de talento es un mercader; el de genio, un pródigo.
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El arte es la única religión que glorifica a sus herejes.
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No escribir únicamente para entregarnos a nuestra inspiración, sino también para que las palabras se entreguen a la suya, es una manera de practicar la magia.
La sombra de la poesía es tan misteriosa que, al abrazarla, sentimos su cuerpo.
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La historia no se repite; lo que se repite es la ceguera de sus interpretes, pues cada retorno es diferente.
Quien no descubre el mundo todos los días, no lo ha visto nunca.
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Bajo cada poema hay otro más precioso: como un tesoro. Todo es cuestión de querer y saber cavar con fe.

(Del libro La invisible luz, editado por El Toro de Barro en 1981)

1 comentario:

quantum dijo...

La luz: he ahí el misterio que ilumina.
Bueno es venir, volver aquí. Mucho.
Mi abrazo.